La naturaleza no hace nada en vano, y entre los animales, el hombre es el único que posee la palabra” (Aristóteles, 1985).
La naturaleza mantendrá siempre sus derechos y, finalmente, prevalecerá sobre cualquier razonamiento abstracto” (Hume, 1994).
La naturaleza siempre ha sido objeto de reflexión de filósofos. Pero la moralidad de las prácticas con respecto al ambiente no sólo han sido reflexión de filósofos clásicos, en México contamos con ideas ambientalistas desde tiempos remotos; para los antiguos pueblos mesoamericanos, la naturaleza era sagrada, símbolo de respeto y admiración, pues la tierra representaba para ellos poder, fuerza y vida. Los árboles simbolizaban el sostén del mundo y la conexión entre la tierra y el cielo, por lo que otorgaban el cuidado y respeto necesario a éstos y a todos los elementos naturales en el cosmos.
Posteriormente, Sor Juana Inés de la Cruz y José Vasconcelos opinaban sobre la fragilidad del ecosistema y valor de dicho tema. Por ejemplo tenemos a Vasconcelos que pensaba que todo lo que conforma lo natural está ligado estrechamente a la esencia humana ya que sin ella nosotros no existimos. Por su parte Sor Juana nos dice que la belleza existe en cada rincón de este universo y que al destruirlo nos destruimos.
Actualmente hemos escuchado hablar sobre el deterioro ambiental en México, a lo que el gobierno ha diseñado políticas para reducir los daños ambientales. La sustentabilidad es el uso eficiente y racional de los recursos, de manera que sea posible el desarrollo tecnológico y el aumento del bienestar de la población actual sin comprometer la vida de las generaciones futuras.
En 1987, el desarrollo sustentable fue presentado en México por la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas como una alternativa de desarrollo. Posteriormente en 1995 fue fundado en México Espacios Naturales y Desarrollo Sustentable A.C., para promover alternativas de producción en el país, que hasta el momento ha impulsado diversos proyectos productivos amables con el medio ambiente, que han beneficiado a muchas familias y a su entorno natural.
México no es uno de los grandes emisores de gases de efecto invernadero, debido a que sólo emite el 1.5 por ciento a nivel mundial. Sin embargo, las emisiones han crecido un 40% del año 1990 al 2006, por lo que fue diseñado el Programa Especial de Cambio Climático, PEEC (SEMARNAT, 2009).
También fue creado el Índice de Sustentabilidad de la Bolsa Mexicana de Valores, con lo que el sector financiero ha intentado aumentar los proyectos ecológicos. La Bolsa Mexicana de Valores propuso a las emisoras el reto de ser sustentables, e inició un proceso de calificación de empresas para que puedan pertenecer a este Índice.
En cuanto a energías alternativas, México es uno de los países con alto potencial solar, al encontrarse en el “cinturón solar”, lo que le permite generar grandes cantidades de energía para autoabastecimiento y exportación (Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica, 2010).
México es uno de los principales países del mundo en producir energía a partir de fuentes geotérmicas; en octubre de 2010 ocupó la cuarta posición, sólo por debajo de Estados Unidos, Filipinas e Indonesia, según datos de la Asociación Geotérmica Mexicana 2010.
El estado de Oaxaca es uno de los más privilegiados del mundo en cuanto a potencial eólico gracias a su ubicación geográfica y favorables condiciones climatológicas (Atlas de Recursos Eólicos de Oaxaca, Asociación Mexicana de Energía).
Una ley importante que se ha dado en México es la prohibición de focos incandescentes de alto consumo en los próximos años. Desde diciembre del 2011 ya no fue permitida la comercialización de lámparas incandescentes de 100 watts o más; lo mismo para las de 75 watts a partir de diciembre de 2012; y las de 60 y 40 watts a partir de diciembre de 2013. La meta es que en el año 2017, 10% de la energía que el país produzca sea de fuentes renovables particulares. (Proyecto NOM-028-ENER-2010. Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía, 2010). .
En México también existe una conciencia respecto a la arquitectura bioclimática sustentable y amable con el ambiente, pero todavía no se lleva a cabo, sólo en algunos lugares de la república como Mérida, en donde se implementan calentadores solares, llaves ahorradoras de agua y aisladores térmicos para techo.
En Guadalajara se construyó un edificio sustentable, el cual cuenta con “azoteas verdes”, impermeabilización ecológica, calentador solar, sistema fotovoltaico para la iluminación, dispositivos ahorradores de agua, llaves automáticas, mingitorios secos, captación de aguas fluviales, materiales constructivos de la región, muebles de cartón y macetas de fibra de coco.
México es cada vez más consciente de que sus acciones afectan al mundo y está construyendo un mejor futuro con el desarrollo sustentable y se ha comprometido a disminuir el deterioro medioambiental que está afectando al planeta.
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